viernes, 1 de junio de 2018

Víctor Meano


Un crimen pasional,  nos cambió el Palacio Legislativo










Este caso tiene una particularidad, que para muchos puede pasar desapercibido el nombre de la víctima, pero su desaparición a nosotros los uruguayos nos deja un proyecto que su culminación fue diferente a quien fuera su mentor.

Otro caso que une a las dos orillas, “Es una singular historia que inesperadamente enlaza con el Club Peñarol de Fútbol y con el asesinato pasional del “arquitecto de la democracia”, como lo califica Alberto Moroy con sobrada justicia”.[1] 

Vittorio Meano
Si preguntáramos un arquitecto italiano que realizó una obra de gran relevancia en ambas capitales del Plata, sin duda muchos nos responderán Mario Palanti, con sus Palacio Barolo y Salvo. Pero no es el caso.

Víctor Meano
 
De la persona que a partir de ahora presentamos es el italiano Vittorio Meano o Víctor Meano, en 1878, obtiene el título de geómetra en el Instituto de Pinerolo;  -es la localidad donde nació Juan Bautista Crosa, el que le dio en nombre al barrio de Peñarol-, para luego pasar a estudiar arquitectura en la Academia Albertina de Turín.
Comienza su experiencia en 1880 en la oficina de su hermano Cesare que era ingeniero; en 1884 toma la decisión de cruzar el Atlántico para desembarcar en el estudio de Francisco Tamburini[2] en la ciudad de Buenos Aires. En momentos que se estudiaban varios proyectos de obras públicas.
Para ver la obra de Vittorio Meano, no es de la cantidad de Tamburini, incluye pocos edificios, pero sin duda son obras de gran trascendencia para la ciudad es el caso del Teatro Colón y el Congreso Nacional en Buenos Aires, y el Palacio Legislativo de la República Oriental del Uruguay, en Montevideo.
Así es Meano fue el ganador del proyecto del edificio para nuestro Poder Legislativo. Agreguemos algunos datos que por lo general se nos olvidan. La obra fue adjudicado a los arquitectos Jacobo Vázquez Varela y Antonio Banchini.


El 1º de marzo de 1903 al asumir la Presidencia de la República, José Batlle y Ordóñez se instala una nueva Comisión,  quienes promulgan las bases del Concurso internacional para un Proyecto de Palacio Legislativo en la ciudad de Montevideo.
Proyecto ganador
Se tuvo que esperar hasta el 15 de abril de 1904 donde se labra el acta de recepción de 27 proyectos para la construcción de la nueva sede, de los cuales 24 procedían del extranjero.[3] En  los salones de El Ateneo se realizó la exposición de los planos y dibujos presentados, saliendo el fallo el 13 de setiembre de 1904.
No entraremos a ver la obra monumental de nuestro Palacio Legislativo, ni tampoco las obras de la propuesta ganadora con el seudónimo Agraciada que Meano realizo, pero si nos corresponde ver como un hecho de la crónica roja, o las pasiones pueden jugarnos una mala pasada…


Vittorio tenía un gusto por su trabajo con la particularidad de  seguir muy de cerca la misma, diríamos día a día, el 1º de junio de 1904 se había mudado a la casa de Rodríguez Peña 30 entre Rivadavia y Bartolomé Mitre. “Su colega Alejandro Bustillo instalaría después una vivienda provisoria pegada al “viejo Colón” cuando emprendiera la tarea de transformarlo en banco. Meano tenía más suerte: le bastaba doblar la esquina de Rodríguez Peña y caminar unas cuadras por la Avenida de Mayo  para contemplar la obra. Una  mañana había llegado muy temprano, era verdad que le dedicaba  bastante más tiempo que a Luisa, su mujer, y que la relación con aquella mole de ladrillos  llevaba casi una década. El arquitecto tenía bastantes preocupaciones con el Congreso y el literalmente interminable Teatro Colón. Su amigo corrió con la noticia: minutos antes había visto a Catalina, la criada, abrir la puerta de Rodríguez Peña 30 al hombre aquél y Meano pensó que era entonces o nunca”.[4] ¿Qué está pasando…? ¿Cuál es el motivo que Meano regresa sobre sus pasos?

Con un andar pausado Vittorio regresa a su domicilio, llegó coloca la llave y abre la puerta para subir la escalera.
Buscaba a su esposa, la que encontró en una de las habitaciones de la planta alta. La observo y vio que estaba, “con los ojos encendidos y las manos crispadas”. Comenzó hablar en italiano, la criada no le entendía, pero logra deducir por la voz de su patrona que no tenía argumentos para sostener la mentira.


En forma decidida Meano abre la puerta, sin duda fue muy fuerte la impresión que recibió al ver a su ex mucamo Carlos Passera en la habitación, despedido a fines de abril, y mayor aun la sorpresa al reconocerle la ropa que llevaba el ex empleado, eran de su propiedad. Ahora podía entender la insistencia de su mujer Luisa,[5]  la que le reclamaba por el regreso del empleado, si para él era un joven ineficiente.
Diario El País. (Argentina) 2 de junio de 1904
Todo esto pasaba con gran rapidez, ¡Qué paradoja!”, se le vino a la mente los recuerdos de aquellos días de 1884, cuando huyen de Turín con Luiggia… escapando del marido de ella. Esa reflexión no le dio tiempo a Vittorio de ver que Carlos extraía del bolsillo trasero del pantalón un revolver.

Mientras tanto las dos mujeres se encontraban al pie de la escalera pudieron escuchar dos disparos. Inmediatamente de ocurrido los disparos el joven Carlos salió corriendo de la casa, vestido con un traje oscuro. En la esquina de Rivadavia se encontraba el agente Domingo Noriega el cual se puso en guardia al escuchar los estampidos. Ante su presencia Carlos le conto que en la casa al 30 se produjo un accidente y que se encontraba un hombre herido.
Lo más rápido que pudo Domingo Nogueira llego al a casa, así lo ameritaba al comprobar las expresiones de las mujeres que lo requerían.
Al ver a Vittorio, inmediatamente salió a la calle para pegar el pitido de alarma a sus colegas. Al entrar nuevamente se percató que Carlos se esfumo.

Al recabar la información de los testigos, se pudo construir el hecho.  El dueño de casa había  entrado a la misma alrededor de las 9:55, yendo directamente a las dos habitaciones del fondo, subiendo la escalera se le escucho gritar a alguien, pasos precipitados y después las detonaciones. Cuando salieron al patio se encontraron con el cuadro de Meano herido en el pecho que llego a decir “¡Me han muerto, que embalsamen mi cadáver!

El asesino vivía a la vuelta por la calle Rivadavia pasando una cuadra del edificio en construcción del Congreso. Este había pasado por su casa para cambiarse el traje por uno claro. Dieciséis años menor que Vittorio, y, para colmo, italiano como él. La policía encuentra en el cuarto de pensión una foto de él, la que será difundida entre la policía.
Passera rumbea para las inmediaciones del cementerio de La Recoleta; “En sus meditaciones permaneció hasta muy cerca de las cuatro de la tarde, hora en que abandonó el aristocrático paseo y en tranvía se dirigió a la casa del abogado que lo defiende, situada a una cuadra del Departamento de Policía”.[6]
A las 9 de la mañana del otro día se entregó a la policía, declarando ante la misma; “…durante su estadía en lo de los Meano había logrado relacionarse de manera más que amistosa con la dueña de casa, la fornida Luisa Franchini de Meano. Ese habría sido el motivo de su despido. A pesar de su expulsión el mucamo habría continuado sus visitas a la casa, de una manera por demás clandestina. En la mañana del 1º de junio, Meano encontró a su mujer con el ex mucamo. La pelea terminó de la peor manera…”.[7]
Al tocarle el tuno a Luisa, esta realizo algunas aclaraciones; “…el tal Carlos estaba loco de remate. No iba a negar que alguna vez lo había recibido en horas en que su marido estaba fuera del hogar, pero había sido para explicarle que bajo ningún punto de vista podría volver a trabajar en esa casa. Incluso recordaba que le había enviado alguna carta con dinero porque le daba pena que se hubiera quedado sin trabajo. Era verdad que esa mañana lo había hecho pasar y le había pedido que aguardara que se fuera Meano a trabajar porque su marido estaba de muy mal humor y lo mejor que podía hacer era no cruzarlo. Todo era posible, salvo esas insinuaciones de amoríos que si estaban fuera de lugar”.[8]

Al realizarse el allanamiento en lo de Passera, se encontraron las cartas, pero estas era cartas incriminatorias de la viuda, las mismas estaban escrita en italiano, eran románticas y picantes. Los trabajos de la justicia llego hasta determinar que el traje oscuro que en un principio tenía puesto Carlos al momento de crimen eran del finado, era más la propia viuda se lo había dado esa mañana.



El asesinato de Víctor Meano

Víctor Meano (q.e.p.d.). Falleció el 1º de junio de 1904. Luisa Franchini de Meano, esposa, Carolina Benetti de Meano, madre (ausente), sus hermanos Comendador César Meano y Serafín Meano (ausente) y demás deudos, invitan a sus relaciones a acompañar los restos del extinto al Cementerio del Norte, hoy jueves 2 a las 3 p.m. Única invitación. Se despide por tarjeta. Casa mortuoria: Rodríguez Peña 30. Diario El País. (Argentina) 2 de junio de 1904. Sección Necrológicas












Su hermano Cesare aceptará que sea enterrado en el panteón de las familias Botto y Solari en la Recoleta.
La justicia fallo en el caso, Passera es condenado a 17 años por el homicidio; Luisa es procesada por complicidad y encubrimiento, pero el juez la perdona a condición de que se vuelva a Italia.




Pareciera que la casa de los Meanos estuviera destinada a la desgracia. Todavía estaba en el recuerdo de los vecinos el lamentable fin del dueño de casa.
El martes 26 de julio nuevamente tuvo que concurrir la justicia a dicho domicilio, además de dos ambulancias, la gente de inmediato se acercó para poder ver que estaba pasando.
Nuevamente el protagonistas de los hechos era un ex empleado, ahora Gaspar Pecchio, fue despedido por la viuda de Meano el 19 de julio, ya que comentarios de sus compañeros hizo tomar dicha medida a Luisa. El mismo había sido despedido por Meano, pero ella lo había retomado una vez que ocurriera el fallecimiento de Vittorio. La recontratación en realidad fue por algunas semanas, dado que en determinado momento se produce una discusión entre Luisa y el mucamo.
No siendo de su agrado la medida Gaspar escribe una carta a su antigua patrona, pidiendo que le realizara un certificado de buena conducta. Sin ningún problema esta fue redactada por el cochero –Luis Gay- y a su vez comisionado para su entrega.
No fue de su satisfacción la nota, por lo cual le escribe a su antiguo compañero Luis para encontrarse en la esquina de San Martin y Tucumán, entre las 9 y las 9 ½, al salir al encuentro, esto fue aprovechado por Gaspar para entrar al domicilio de la viuda de Meano,  se encontró con Luisa, la que esta le increpo su presencia y que se fuera antes que llegara la policía, este la amenazó de muerte, no paso a mayores y se fue.
Acá se nos presenta una diferencia de fechas, pero más allá de ellas el caso es que a los días, Gaspar nuevamente se cuela en la casa y en esta oportunidad en la alcoba de Luisa, esta al verlo le pide que se marche. Más que hacerle caso el intruso le hecha el cerrojo a la puerta y aprieta tres veces el gatillo de su arma…
En ninguna de las oportunidades salió la bala, Luisa trata de salir despavorida y un nuevo intento por disparar el arma, ahora con mayor suerte, termina hiriendo a Luisa en un brazo, lo que le provoca un desmayo.
Acto seguido sin comprobar el resultado de su acción, paso acostarse vestido en la cama para pegarse un balazo el cual le atraviesa el paladar, ocasionándole la muerte en forma instantánea.
La policía al revisar el cuerpo de Gaspar encontró dos cartas una de las cuales estaba dirigida al comisario de la seccional y la otra a su hermano Pedro, esta última teniendo como finalidad de ser una despedida con el mismo.
Los trabajos de la justicia estuvieron a cargo del juez Dr. Gallegos, donde todos los sirvientes de la casa manifestaron la culpabilidad del suicida. Dato curioso que se desprende de la autopsia se comprueba que la ropa interior que el muerto tenía puesta tenían las iniciales de Meano.


Nuevamente la historia ha dejado en el olvido la memoria de este italiano, Vittorio Meano, en Uruguay en la concreción del proyecto del Palacio Legislativo. Aún más en las dos capitales rioplatense, en el nomenclátor  no aparece ninguna calle en su nombre. Podemos capaz hablar de injusticia cuando en Buenos Aires, Tamburini posee una calle al costado del Teatro Colón, siendo el primer constructor del mismo, Vittorio fue el segundo  nada para él, y quien termina la monumental obra el belga Jules Dormal hay un busto en una de las salas. Y al pobre Vittorio tampoco se le hizo caso a su pedido para que lo embalsamaran.



[2] Arquitecto italiano Francisco Tamburini (1846-1891) llegó a la Argentina en 1881, ha pedido del presidente Julio Argentino Roca para ponerlo al frente del Departamento de Arquitectura de la Nación. 
Obras: en Buenos Aires, sobre planos de él mismo la Casa Rosada; el antiguo Hospital Militar Central; la Escuela Normal de Profesores; el Arsenal de Guerra; el Departamento Central de Policía, construido bajo su dirección; el proyecto del teatro Colón.
Entre las residencias particulares llevadas a cabo por Tamburini estan la de Juárez Celman.  En el interior del país también ejecutó diversas obras, tales como el Teatro Rivera Indarte (actual Teatro del Libertador General San Martín), el Hospital Nacional de Clínicas, la Penitenciaría y el Banco de la Provincia, todos estos en la ciudad de Córdoba; autor de los proyectos del Colegio Nacional y del Hospital Italiano en Rosario de Santa Fe. A Tamburini se debió asimismo el edificio de la estación del ferrocarril en la ciudad de San Juan, y los proyectos de los edificios de una escuela, del correo y de los Tribunales en la ciudad de San Luis, construidos por cuenta del gobierno nacional. 
[3] Propuestas desde Italia, España, Francia, EE.UU., Inglaterra, Brasil y Argentina.
[5] Luigia Fraschini no era libre, estaba casada con un buon a nulla. Emigrar a la buena de Dios y registrarse en el barco como matrimonio bajo el apellido Mehan fue algo más que un gesto de amor.
Se fueron a vivir justo frente al Colón, cuando todavía estaba allí el Parque de Artillería. A Vittorio le gustaba vivir cerca de los andamios. De Luigia no sabemos gran cosa, pero Vittorio tuvo una carrera fulgurante. http://historiasconlupa.blogspot.com/2011/12/vittorio-meano-no-nevaba-en-buenos.html
Meano y Luigia emigraron juntos escapando del marido de ella, por lo que se registraron en el barco como matrimonio bajo el apellido Mehan, para evitar ser rastreados. La situación podrá recién ser regularizada en Buenos Aires, cuando tienen noticias de la muerte del marido de Luigia, ha muerto en Turín y por fin pueden casarse. Luigia se transforma en Luisa. Se mudan de la calle Cerrito 680 (frente al Colón) a Rodríguez Peña 30.

[6] Balmaceda, Daniel- Historias inesperadas de la historia Argentina. Formato digital. Abril 2011.
[7] Balmaceda, Daniel- Historias inesperadas de la historia Argentina. Formato digital. Abril 2011.
[8] Balmaceda, Daniel- Historias inesperadas de la historia Argentina. Formato digital. Abril 2011.

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